miércoles, 4 de mayo de 2005



Ya no quiero visitar tu casa
temo tu mirada
los claros aceites que vas dejando en las paredes y en el aire
no quiero contemplar ese rencor que me soporta cuando no me miras

Ya no
No deseo para tus ojos la putrefacción
sólo el debilitamiento
la ceguera prematura
y es que cultivar la noche en un río de mentiras no beneficia a nadie

No volveré a encontrar tu veneración por los instantes
la loca quietud de tus pasiones
cuando lloras o hieres mis intentos

No volveré —lo digo secretamente— a intentar tocarte
dejaré de pensar en ti para secar tus fotografías
acumularé toda la luz en esta página
los brazos y los ojos mutilados por tu ausencia.


No hay comentarios.: