miércoles, 29 de septiembre de 2004

Sí digo que la luna permanece
en el altar del sufrimiento
en los caminos de la usura
y nadie puede detener
los silencios que se dirigen a ti
riesgos del instante
las fracturas del invierno
donde no hay distancia ni fracaso

camino con la frente en los bolsillos
y las manos en alto

llegar
espero
a las ciudades
del espacio.



calabaza con perritos...

jueves, 23 de septiembre de 2004

Anoche



Soñé que me besabas.
Fue una tentación para no despertar, para abandonarme a las calles eternas del sueño y la contemplación.
Con qué inevitable tacto tomaste mi rostro, exijiste hacia ti mis labios ateridos.
Sorpresa, emoción, me invadió un irrefrenable sentimiento de totalidad.
Cómo lo olvidado nos invita a su reconocimiento, cómo terminaron nuestros encuentros espóntaneos, qué secretas manifestaciones del azar nos llevaron a coincidir en el espacio onírico.
Parece que aún tenemos asuntos correspondientes...

Nada como tu noche sobre la mia.
Qué canción aquellos tus labios taciturnos,
la saliva del calor en movimiento.

martes, 14 de septiembre de 2004


nubes y pasiones Posted by Hello

lunes, 13 de septiembre de 2004


Las fracturas de noviembre


Un viento indubitable
colores citadinos
y aves en expansión
residuos de la luz y sus criaturas.

Cae la hoja
culpa de mariposa
con sonrisa de verano.

No hay lugar en el ojo para las irritaciones de la sombra
nada para el idiota y sus cuentos vespertinos.

De tus resplandores
sólo la huella
el tacto inútil.

entre nosotros y mañana
cada consulta arroja polvo
y besos enmohecidos.


miércoles, 8 de septiembre de 2004

12

En qué voy a creer ahora
que te has decidido a no mentirme;
si me estás cantando a todas horas
eso que no quiero preguntarte.

Porque en tus términos lo pides,
hago el balance –la cadena-
de mis deudas y mis posesiones
en el libro donde debo todo,
donde nada mío se establece.

Y tú tan tranquila. Me acabaste;
ni adiós me dijiste. Solo y mi alma
partida a la mitad, me abrumo.

Ay, qué esperanzas que yo pueda
dejar de vivir penando. Al irte
me cariaste el placer; avara,
de tus recuerdos me recoges,
en tus basureros me atesoras.

Dando esta canción de limosnero,
me restaño; la ilusión me formo
de no sentir dolor, seguro
por las compasiones que me hago.

Y te lo digo: me avergüenzo
de haberte hecho tu corona de oro.

Hoy te la quito:
con no lamentarme te destrono.
Aunque disfrutada por trescientos,
aunque pretendida, sola mueres.

Se sabrá de ti porque yo quiero
hoy escribir, y aquí, tu nombre;
es lo de menos que tú existas.

Y no te voltees a mirarme
ya, como antes.
Pero qué ojos tienes,
cómo te endiosas caminando.

¿Dónde estaba cuando me miraste;
en qué regazo, entre qué ramos
de flores, confiado me mecía?
¿Me segaste con qué guadañas?

Amachado, me aguanto. Miento.
Te buscaba, y no. Para cumplirte
vengo a llorar, como los hombres,
en donde no haya nadie. Así me quiebro,
porque doblarme nunca supe.

Rubén Bonifaz Nuño

de Albur de amor

martes, 7 de septiembre de 2004

La noche

Los castigos del nocturno insomnio, ¿quién los ejecuta?

Busco razones, asideros a la cotidiana rutina, pero todo insiste en cambiar, el halo secreto de las cosas insiste en perseguirme.
Trato de permanecer en ti, cerrar tus posibilidades de memoria, limitarlas al espacio luminoso de mi pantalla. Y no es que te obligue a permanecer, no, la tuya es una presencia voluntaria, la mirada de una niña que no recuerda su nombre.

Escribo para recordar, para dejar en el aire las figuras del abandono. Lenta, literariamente me voy acercando a ti. Obstruye la mirada el aire inmenso, las sombras cautivas de la incertidumbre.


Comienzo a dejar en venta los movimientos de tus manos, el delicado calibre de tu boca.

¿A dónde me lleva tu condición lunar, las señales de tus pasos?

. . .



m*





Ella sonrió ligera y fácil,
con esa sonrisa que tienen las mujeres para cualquier aventura,
para cualquier sorpresa.

Arqueles Vela

domingo, 5 de septiembre de 2004

Pluridudal.

Sobre la duda no hay nada cierto.