martes, 8 de mayo de 2007

Un hombre atraviesa una plaza —desnudo—.
Una mujer atraviesa una mirada —desnuda—.
Entre la plaza y la mirada, a punto de ocultarse,
Una luna de hielo extiende su desnudez.
todo apunta a que la pareja —desnuda—
se reconozca y comience su camino a casa.
Todo parece indicar que la luna derretirá su hielo
tras el rastro de los amantes reunidos.
Es muy probable que del aquel encuentro
en el cielo quede una respuesta.
La luna dejó que la plaza se incendiara.
Pero no hay pregunta.
La mujer y el hombre se cruzan en el camino.
Él apenas voltea.
Ella busca algo más lejano y preciso.
En una plaza de hielo el sol descubre
su propia desnudez reflejada.