domingo, 31 de diciembre de 2006



En el rincón alado de la luz, donde se cimbran las simas del ojo.
Noche de remansos para iniciar el camino al río.

martes, 5 de diciembre de 2006

¿Sabes tú que mi destino es andar?

¿Conoces la vanidad del explorador y el fantasma de la aventura?

Es una cuestión de sangre y huesos frente a un imán especial.

Es un destino irrevocable de meteoro fabuloso.

Vicente Huidobro

martes, 21 de noviembre de 2006




La ira y sus tramas enemigas

miércoles, 8 de noviembre de 2006

Las flemas
el invierno
la sábana
l’amour entre libélulas
espantosamente revisitado
por una deforme sílaba casual

aquí
hay una cuestión-sospecha
que no podemos ocultar
el aire enrojecido
por la
palabra
miradas lúbricas
desviaciones entre celo y
contingencia

alguna vez
todos
caímos
en el sulfato
amoroso
de la
genuflexión
etílica

algunos llamáronlas
intactas
otros
pudorosos
lamiéronlas de fin a principio
y en reversa
sólo piratas
bautizados por la fidelidad
mostraron la baba
y tragáronse
sus
arpones
en defensa ajena.


jueves, 5 de octubre de 2006


He recobrado los minutos perdidos, hallé otra vez el nocturno minutero del ritmo. Yo buscaba las ilustraciones del riesgo, el filo de la desventura, pero caminando encontré las voces extraviadas en el humo. Parece que los licores de la noche están reservados para ciertas soledades, para pensamientos con una densidad alcoholizante e irregular.

viernes, 29 de septiembre de 2006

Cómo le dinamito la profundidad
con qué sílice abro una ruta de piedad en sus ojos
no quiero engendrar suicidios ni mapas blancos
prefiero su derramada ausencia
los incendios de su perdición

no hundas en ti mis pasos
vuelvo de lo oscuro para
hablar
de nuevo
ojo a ojo
con la muerte.

martes, 5 de septiembre de 2006



Los azules
voraces

del
cielo.



Lámabase Teresa
y en la noche inútiles pintaba mi boca de rumores.
Háblabame tranquila y serenamente con sus ojos enlutados.
Yo veía enjambrarse tras los párpados su catarata de modulaciones.

¿Para qué sirve tu voz, Teresa, sino para extender tus dominios en el aire?

Yo que la conocí puedo decir que cuando cantaba la luz avergonzábase de su palidez.
El sol deteníase a contemplarla y apagaban la velas su vuelo en el puerto donde nació.
Agora que lembro, el aire desvanecíase cuando ella soñaba.

Afuera las guayabas maduran al escuchar sus pasos de penumbra.

En su voz vientos y garzas copulaban, se llamaba Teresa.


domingo, 23 de julio de 2006



wz!
Estoy aquí.
Te escribo sin parpadear.
En mis ausencias reservo para ti el sol obnubilante, la noche gélida.
No dejes caer de tus manos el silencio.
En mi respiración poniente habitas.

lunes, 10 de julio de 2006


La línea del azar en Huehuetla, Puebla

miércoles, 5 de julio de 2006

En el día de gatos resonantes y nubes borrascosas,
en la tarde de vientos lejanos,
en la noche de estrellas rumorosas,
conmigo estás y en tus manos duermo.


dankeshon puy

miércoles, 28 de junio de 2006

Y el aire se diluye. Deja en el enredado linde dudas y violencia.
Tengo que domar la furia para no matar al primero que pase.
Horadar el cielo y ver en el espejo del placer las huellas de la lejanía.

"Y reconozco que me importa ser pobre.
Y que me humilla,
y que lo disimulo por orgullo."
rbn

viernes, 12 de mayo de 2006






LA LUZ QUE YA SE IBA...

Recuerdo que te miré con miedo
Cuando te sentabas frente a mí.
La belleza al ser tan grande y honda
Es inhumana y dura, sin piedad.
Mas tu dulzura, la suavidad de tus ideas,
Las palabras medidas en que iban expresadas
y esa infinita ternura que era tuya
Debieran haberme hecho perdonar tu belleza enorme.
Pensaba que podrías cambiarme,
Hacer de mí a capricho tuyo aquello que desearas
y temía. Ay de mí.
Cómo decir lo mucho que llenaban en mi huera vida
Esos minutos en que eras para mí,
Qué informe todo lo que no fueran los instantes
Contigo así pasados.
Llegó entonces una tarde a mi memoria
Como disparo de un arma certera, mortal, inevitable
En que despertaba de la siesta
En otro continente, allí, en mi cuarto
y aún deberían pasar un par de horas,
Para ver a esa mujer cuyo cuerpo era
Sencillamente hermoso como su habla y su compañía
Acordé por el intenso dolor que tanta dicha habíarne dado.
Pensé que nada podía ser así maravilloso,
Pero que era intolerable tal felicidad.
La luz que ya se iba lo decía
y el corazón dolíame en extremo, desdichado,
A fuerza de alegría tan abundante.
Supe entonces aquello que hoy quiero decir
Mas que no puedo; mejor sería intentado
De otra forma, ¿usted podría?


Francisco Cervantes

sábado, 6 de mayo de 2006

Saturado de un rumor indeclinable y con la existencia varada en los libros occidentales y la confusión, te escribo.
Arriesgo aquí las tentaciones de la confesión, mi yo íntimo y voraz y silencioso y parco y esmerado y aborrecible y tentativo que soy cuando están activados los límites de tu ausencia, las páginas vencidas del recuerdo.
Me engaño de tal manera que al despertar tengo verdes los pies y una moneda reticular habita mis párpados con el mismo desdén de una mosca intoxicada.
Pierdo vestigios y hallo incendios, lentas conflagraciones, periódicos idiotas fincados en la resignación.
Te busco y en los ojos la maleza se sugestiona, te miro decir una frase inhóspita para los ciudadanos y siento que debo pedirte algo, asegurarme a ti de una forma bastante conocida para que después no puedas reclamarme y yo te diga te lo advertí, no era mentira ni murmullo, era cierto que calcinaba mis pasos y los brazos perdía y los dedos se mutilaban en un justificado intento de ir sobre ti, de relajarte con tus mentiras preferidas.
De algún modo, igual que yo, estarás celebrando negocios con el mar. Tendrán tus placeres la misma posición que mis deseos y el sol se irá debilitando con mis sueños anteriores, como una plaza diminuta en un pueblo de ladrones.

jueves, 27 de abril de 2006

Sueño infinito de Pao Yu




Pao Yu soñó que estaba en un jardín idéntico al de su casa. ¿Será posible, dijo, que haya un jardín idéntico al mío? Se le acercaron unas doncellas. Pao Yu se dijo atónito: ¿Alguien tendrá doncellas iguales a Hsi-Yen, a Pin Erh y a todas las de casa? Una de las doncellas exclamó: “Ahí está Pao Yu. ¿Cómo habrá llegado hasta aquí?” Pao Yu pensó que lo habían reconocido. Se adelantó y les dijo: “Estaba caminando; por casualidad llegué hasta aquí. Caminemos un poco.” Las doncellas se rieron. “¡Qué desatino! Te confundimos con Pao Yu, nuestro amo, pero no eres tan gallardo como él.” Eran doncellas de otro Pao Yu. “Queridas hermanas –les dijo- yo soy Pao Yu. ¿Quién es vuestro amo?” “Es Pao Yu --contestaron--. Sus padres le dieron ese nombre que está compuesto de los dos caracteres. Pao (precioso) y Yu (jade), para que su vida fuera larga y feliz. ¿Quién eres tú para usurpar ese nombre?” Se fueron, riéndose.
Pao Yu quedó abatido. “Nunca me han tratado tan mal. ¿Por qué me aborrecerán estas doncellas? ¿Habrá de verás, otro Pao Yu? Tengo que averiguarlo”. Trabajado por esos pensamientos, llegó a un patio que le pareció extrañamente familiar. Subió las escaleras y entró en su cuarto. Vio a un joven acostado; al lado de la cama reían y hacían labores unas muchachas. El joven suspiraba. Una de las doncellas le dijo: “¿Qué sueñas, Pao Yu, estás afligido?” “Tuve un sueño muy raro. Soñé que estaba en un jardín y que ustedes no me reconocieron y me dejaron solo. Las seguí hasta la casa y me encontré con otro Pao Yu durmiendo en mi cama.” Al oír este diálogo Pao Yu no pudo contenerse y exclamó: “Vine en busca de un Pao Yu; eres tú.” El joven se levantó y lo abrazó, gritando: “No era un sueño, tú eres Pao Yu.” Una voz llamó desde el jardín: “¡Pao Yu!” Los dos Pao Yu temblaron. El soñado se fue; el otro le decía; ¡Vuelve pronto, Pao Yu!” Pao Yu se despertó. Su doncella Hsi-Yen le preguntó: “¿Qué sueñas Pao Yu, estás afligido?” “Tuve un sueño muy raro. Soñé que estaba en un jardín y que vosotras no me reconocíais...”

En Sueño del aposento rojo

Hsueh-chin Tsao
(1715 - 1763)
Dinastía Ching




Poned en mi tumba un bote salvavidas,
porque uno nunca sabe...

Robert Desnos

jueves, 23 de marzo de 2006



El arcoiris en Cusco apareció sólo un instante.
Eras tú, luz ardiente, visitando mis ojos invisibles.

miércoles, 22 de marzo de 2006



El cielo entejado de Cuzco.

jueves, 16 de marzo de 2006

El aire torcido bajo mi sombra
yo caminando
con incalculable torcedura
en la conciencia
y en los pies

Nadie me vio porque todos me llamaron por mi nombre
al verme dijeron “te tardaste” cuando yo siempre he llegado tarde
cuando ni en la tarde ni en el día he llegado a la hora precisa
acaso en el momento menos doloroso para las celebraciones

Íbame acostumbrando al retraso
a la pérdida de los orígenes y al invento de las llanuras
íbame dando cuenta de las extintas disgregaciones
cuando una llama dejó en mí cadenas victoriosas
instantes rezagados y pinturas de la francia occidental

Yo era —en ese momento— un viandante hambriento
una región de pinos donde los suspiros fueron censurados
durante minutos traté de levantarme
pero la extraña voluntad del futuro
terminó por dejarme con moscas bailarinas
y cocodrilos analfabetos.
Huehues

La banda toca la melodía tradicional.

Ta ra ra ra ra ra rá, ta ta tá.

Los huehues hilarantes.
Una gallina suspendida en el aire.

Ta ra ra ra ra ra rá, ta ta tá.

Un salto.
Sangre.
Rechifla.
El cuerpo del ave sigue aleteando durante cuarenta segundos.
Los demonios —o debería decir las pasiones— transitan por

las calles derramando color y un incienso de alegría.
Los huehues bailan hasta la madrugada
en que “los gallos se despiden dolorosamente”.


martes, 21 de febrero de 2006

No es la miel para la boca del asno.

Miguel de Cervantes, "La ilustre fregona".

viernes, 10 de febrero de 2006



Calaveras
y

diablitos

En la fabulosa dimensión de la nostalgia, mientras espero a que regreses de tu viaje en la máquina del tiempo, calaveras y diablitos invanden mi corazón.
No te tardes, mis ojos extrañan el humo de tu primavera.

miércoles, 8 de febrero de 2006

Variaciones de amor

En la mismamesa
en la mismasilla
sentidadesonoras
clavesinvariadas
Estoy


Armo mi esqueleto
de impuro amor
y mora en el fondo
de Roma en ruinas
un ramo de dudas.

miércoles, 25 de enero de 2006



Rodolfo Morales: matraca de mujeres

Para Elizabeth, en su día

Oaxaca ha dado diversas muestras de genio en la pintura con Rufino Tamayo, Rodolfo Morales, Rodolfo Nieto y Francisco Toledo. La noche y el día dispersos en la misma tierra, compartiendo un mismo cielo.
La obra de Rodolfo Morales comprende la alegría y la fe de su pueblo, las celebraciones y los sueños.
“Rodolfo Morales, maestro de los sueños”, exposición que exhibe el Museo Amparo integrada por más de 200 obras entre dibujos, biombos, collages y óleos.
Rodolfo Morales nació en 1925 en Ocotlán de Morelos, Oaxaca —un pueblo donde el color no depende de la luz sino de la gente— y murió en febrero de 2001 en su tierra natal. Su labor es preservada por la fundación que lleva su nombre en el ex convento de Santo Domingo del mismo lugar.
Muchachas de risa anónima, niñas de flores, mujeres de rostros pacientes: un árbol de mujeres en el corazón de Rodolfo Morales.
El pintor oaxaqueño ve con ojos de hijo y nieto, detrás de una mujer siempre hay otra mujer sosteniéndola, apoyándola, cuidándola. Siempre una detrás, arriba, o al fondo, una madre oculta que observa y protege de los males: biombo de mujeres.
La figura materna es un tema recurrente en el pintor oaxaqueño, la presencia de su madre es evidente y lo confiesa: “A mí no me cuidan ni vírgenes ni santos, únicamente la sombra de mi madre. “
“Orquesta para señoritas” tiene el rubor y la sencillez de la inocencia. Un grupo de mujeres se desnuda en el aire de la plaza e invita a los transeúntes a escuchar la música de su cuerpo.
Las novias de pueblo son el signo de la celebración. Las novias mantienen
Incluso las numerosas novias muertas no reflejan el terror de la muerte, promueven la fiesta en un altar de flores. Las mujeres detienen los edificios, asean la casa, hacen la comida, cuidan a los niños y guardan el amor.
En “Valentía” un grupo de mujeres con pistola en mano enfrenta una jauría de perros. Es la única obra donde los perros se muestran hostiles y las mujeres tienen gestos de graves. A excepción de este cuadro, no hay rencores, sólo mujeres nubes paciendo en el cielo de Oaxaca y en la casa de Rodolfo.
Los collages de Morales, hechos con retazos de tela y enmarcados con bordado o encaje finísimo, encierran la alegría cotidiana, las sonrisas permanentes. Un niño volando su estrella (papalote), una mujer tomando el sol, una joven en el mercado, un hombre mirando las estrellas, los perros acompañan al hombre en todas sus actividades.
Si en la obra Juan Soriano podemos ver toros azules y en Francisco Toledo cangrejos enormes, en la de Rodolfo Morales abundan los perros fieles y dicharacheros, aquellos que nos siguen silenciosamente, que ladran ante las amenazas y se sientan a los pies para compartir la sombra. Son los perros invisibles que nos siguen aun cuando ya no están con nosotros, los cachorros de la infancia, los amigos incondicionales. Rodolfo es el niño que detiene la estrella, el joven que yace tendido junto a su perro en el campo, las mujeres que inventan el color y la risa desde Ocotlán de Morelos
, Ocotlán de Morales.

viernes, 6 de enero de 2006


Los que se perdieron en su camino predilecto y al escuchar el grito de “regresa” apretaron los dientes y levantaron la mano despidiéndose, no imaginaron estas consecuencias.
Cuando en vez de llegar a tu casa arriesgábamos el cuerpo sobre la noche y no sabíamos más que una respiración profunda y mis manos recordándote y mis segregaciones persiguiéndote con falsa sabiduría y siempre esa concatenación, tu cintura de hélice, tu distancia milagrosa apagándose en cada parpadeo y bajo la puerta un nudo violento de seres imaginarios parecidos a nosotros.

¿Alguien recordará nuestras celebraciones con la misma nitidez?
Lo que se esconde en esas circunstancias no es más que una simulación muy bien elaborada por aquellos que fuimos durante ese tiempo.
Toco, beso, miro, siento, aspiro cristales de eternidad.
Hago esto en conmemoración tuya -mientras llueve-, ahora que las hormigas y las nubes exigen mi testimonio de la tormenta.