domingo, 29 de febrero de 2004

Carnaval

Las fiestas del placer y el desenfreno comienzan con el carnaval.

La banda toca la melodía tradicional.
Ta ra ra ra ra ra rá, ta ta tá.
La hilera de huehues esperando, el barrio reunido, celebra.
Una gallina suspendida en el aire.
Ta ra ra ra ra ra rá, ta ta tá.
Un salto, un salto de emoción y aventura.
Agarra la gallina por el pescuezo, la baja hasta él y restira su cabeza hasta desprenderla del cuerpo.
Rechifla.
La parte más grande se sigue moviendo.
Dos huehues la sujetan mientras uno la aplasta para desangrarla más rápido.

Los demonios –o debería decir las pasiones- transitan por las calles derramando color y expidiendo un incienso de alegría.

El ritmo pegajosos de los huehues, la banda que se divierte y participa.
Una celebración que recuerda los rituales griegos de las pasiones, Baco y Juno de fiesta. El dios azteca Omacahtl representa el regocijo y el espíritu festivo.
Porque la alegría y el baile son absolutamente contagiables

El humor y las sensaciones paganas.

La descabezada, clausura del carnaval, parece a simple vista detestable.
Es ante todo una tradición, las luces y sensibilidades de este nuevo milenio exigen tradiciones razonables propias del ser humano.
Compárense las tradiciones del medio oriente con respecto a sus mujeres. Si la idea de torturar un animal que se ha convertido desde los inicios de la mayoría de las civilizaciones, en doméstico, qué implica su sacrificio cotidiano para la alimentación de las personas. La ya aprobada manipulación genética para su crecimiento desmedido y aprovechamiento máximo del cuerpo no tiene censura.
No estoy aprobando la superioridad de una especie sobre la otra, sólo la explotación justificada.
Es cierto que descabezar vivo un animal implica violencia e insensibilidad, pero su sacrificio no es inútil, su muerte proporcionará el alimento a un conjunto de hombres y mujeres que durante el carnaval bailaron, disfrutaron y agradecieron a misteriosas fuerzas el don de la vida y el permiso de la fertilidad.

Son estos los signos evidentes de la persistencia religiosa prehispánica.
¿Existe alguna celebración parecida en la religión católica? Nada tan apasionante.
Recordemos los ritos aztecas. Los españoles modificaron y utilizaron algunos ritos para mantener y obtener el control, evitando la rebeldía por la imposición violenta de sus ídolos.

El Tóxcatl, ceremonia a Huitzilopochtli, dios azteca de la guerra, es una referencia precisa para ejemplificar tal comparación. El sacrificio no era una desgracia, era un honor.

Los huehues perdurarán mientras el pueblo mantenga la tradición de expresar su identidad y sus pasiones. Ojalá esta fiesta no se politice, qué horror cuando existan huehues tricolores, blanquiazules y negriamarillos.


Ante mi abstención inevitable al desenfreno, ¡VIVA EL CARNAVAL!

miércoles, 25 de febrero de 2004

En ausencia de prosa


Esperar implica escuchar el tiempo y sus gotas asesinas

en ti
me recuerdo
como el sonido y sus demonios
como el misterio que sostiene las ramas del silencio

no tolero el humo sin las complicaciones paganas del café

no se contagia la tristeza
sólo a quien espera le crecen canas en los ojos.

miércoles, 18 de febrero de 2004

Viajes y extravíos

Ayer partieron dos personas que han modificado mi vida en diferentes direcciones.

Una me liberó del autoexilio que disfrutaba, caminó conmigo sobre la piel de la música, bailamos, reímos, nos acercamos lentamente, ojo a boca, hasta devorarnos.
Es tan ligera, tan liviana como el sueño de una hoja en el aire.
Viento, sólo el viento es capaz de decir su nombre y provocar su ligereza.

La otra, amigo y compañero poético. La placentera y desgraciada condición de poeta nos unió tanto como se es permitido a dos hombres intrincar su vida -su doble vida- de tal modo.
Me refiero a la vida normal, la de todos y ninguno, y a la vida poética. La contemplación por sí misma contribuye en buena medida a lograr y mantener ese nivel, sin embargo, creo que la participación es fundamental. La escritura no es la única forma de hacer poesía, no.
Hay que tocar, ver, oír, sentir, lograr el desorden de los sentidos.
El amor y la melancolía son estados poéticos a fuerza de lograr la sublimación y desterritorialización de nuestra voluntad e intereses.
De todo esto, sólo algunas cosas pueden compartirse.
Nosotros compartimos y creamos, participamos en la fiesta del placer y la tristeza.
No todo es pesadumbre, también hay risa, burla del destino, regalos del azar.
Pero los que parten y prometen volver cometen a veces mayor agravio contra nosotros que los que nunca volverán.
En fin, no se confunda mi confesión con reproche, suerte para ellos.

Señales que provoca la partida de alguien cercano:
De repente algo falta entre el estómago y la garganta, no duele, sólo falta y su ausencia nos hace pensar en una desconocida enfermedad. No duele por que no está perdido, sólo extraviado, caminando no sé qué apagadas calles entre el trópico y la niebla.

Cuando los demás se van y uno se queda -cosa que me ha ocurrido tantas veces- un olor y un pensamiento de cosa antigua rondan permanentemente por la mirada.

Otra persona, fundamental en mi literatura, sigue extraviada, ojalá regrese pronto…

lunes, 16 de febrero de 2004

Extremas sensaciones

Uno siempre pensará mejor bajo el agua tibia de una alberca solitaria.

Algunos poetas opinan que el amor y las estrellas son temas decimonónicos, antiguos y por demás gastados,
la poesía está en el mall -dicen-, en los anuncios, en la publicidad, en los objetos.. pero como no sentir poéticamente el cielo bajo una noche estrellada (en toda la lejanía que representa para la ciudad esa expresión).
Bajo el agua y las estrellas nos ataca un ejercito de inmesa magnitud, el placer de la existencia efímera alcanza tales zonas que resulta imposible reproducirlo. Es en esos casos cuando la ciudad se recuerda con rostro desagradable, entendiendo al fin las palabras de Wherter. Romántico, en esa situación, se es romántico, inevitablemente.

Pero no toda la naturaleza reproduce los sentimientos más tiernos y bondadosos.
Un poema, angustia filosófica, el frio más perverso de mis últimos días, fue el saldo negativo de aquella excursión.
Se tienen que sufrir ciertas cosas para disfrutar otras. Hay quien prefiere el plástico sobre la luna.

Disfruto la melancolía, el furioso tacto de la tristeza en la mirada.

Tengo entre los dedos al viento y las estrellas...
La imagen más benéfica que me hayan entregado últimamente.
Regresa la calma. Un estado de equilibro que bien valdría imitar a la naturaleza para lograr la perfección del ser.

Con su debida precaución, envío este mensaje a las estrellas y su fama.

viernes, 13 de febrero de 2004

Jardines aéreos

Un pretexto..., quizá.
La afirmación imperante del viento: el mundo gira, gira, así que, gira tú con él.
EL único sitio donde giro es el extraño territorio de mis pasos.

Caminar, pero caminar a dónde.
¿Cómo restituyo en la mirada la cárcel de la felicidad?

Si tendiéramos un dulce puente entre el desamparo y la dicha, elegiría el camino menos bondadoso.

Prosiguiendo con el laconismo inerme de ciertos poetas,
un poema propio, es decir, de mi conciencia y sus derrotas.




xv

EN TU CUERPO ESTOY
como luz en polvo
como el volcán en el ojo
astilla toda forma de silencio

retiro de mi piel
el día y sus escombros
las miradas que acumula
una sombra recientísima

déjame recuperar el asombro en ti
la certeza de que no conviene morir cuando se ama

y parece que me pesa estar diciendo
palabras que no me pertenecen

estar buscando cuerpos que nunca conocí
con la misma avidez
del que cruza un río
con los puños cerrados

no habito en mi memoria
las consecuencias de tu tacto
sólo dieron espinas blancas
y estériles gardenias.

miércoles, 11 de febrero de 2004

De mensajes e intuiciones

La comunicación ha rebasado el mero contacto subjetivo con el otro. Ahora es también físico, lo sientes, lo escuchas y hasta puedes verlo. Esta cercanía provoca el deseo de un contacto, sino permanente, sí cotidiano.
Ayer recibí las siluetas de un mensaje donde todas las palabras tenían algo de color en su geometría. Los avances tecnológicos nos han impuesto la necesidad de esperar una vibración o un timbre que anuncie nuestro vínculo con la realidad y nuestras fantasías.

Aparte de las complicaciones de la tecnología moderna, me inquietan las teorías surrealistas sobre el inconsciente y el sueño. Sartre y el psicoanálisis están repercutiendo en buena parte de mi pasado. Negar el yo, criticar la nada, suponer el “desorden sistemático de los sentidos”, actividad cotidiana para un niño normal.
¿Qué prefieres -me dice el placer- la decencia o la locura?
La respuesta es obvia para todos aquellos libres de traumas y complejos.
Sea Electra o Edipo el signo mitológico que rige nuestra actividad onírica, los impulsos de alguna patología mental están latentes en cada uno de nosotros.

No todo ha sido pscio-tecnología, un día, La bondadosa linfa de la tarde poblana nos dirigió Miguel y a mí, (no confundan Miguel con Miguel), a una cantina llena de reflejos, acogedora, iluminada y céntrica por demás, casi catedrálica.
Hablamos del amor, la mujeres –es lo mismo pero no es igual- el futuro, nuestro futuro. En gran medida, nuestros encuentros se deben a los pliegues que el azar va liberando y construyendo en la ruta asimétrica de nuestras vidas.

Yo prefiero una cerveza fría en una cantina donde los olores son cotidianos por permanentes. Y las pocas cervezas de esa ocasión, contribuyeron a perpetuar tal olor y ese pliegue donde aventamos piedras y quejas cuando nadie nos observa.

¿Un mensaje puede crear un pliegue capaz de aproximarnos al placer y la locura? Responda quien se atreva.
A mí como a Cortázar, “la idea de desencadenar algo, cualquier cosa, me parece oscuramente necesaria”.
Sirva este mensaje como pretexto para liberar –y fomentar- todos los oscuros deseos de mi necesidad.

domingo, 8 de febrero de 2004

El crimen del Cangrejo

Debo decir que la pereza y el desinterés mental que sufría en días pasados…, sigue vigente, pero con menos fuerza. Interpreto este receso existencial como una sucesión de efectos disipadores, ya sea del tedio, de la cotidianeidad, o del traspié amoroso que sufrí.

Mi conciencia se niega a abandonar esa inevitable serie fugas a la irrealidad. Aunque tengo las actividades naturales del hombre (comer, caminar, hablar, mirar, tocar) es la lectura ese punto importantísimo en la estrategia de mis días, nada como el temporal escape placentero por medio de un cuento, de un poema (excepto el poema físico del amor, claro).Pero parece que la suerte tiene múltiples venganzas, en toda página encuentro rastros de la luna. Margarite Duras y su insaciable amante, las heroínas de Ovidio hiriéndome desde sus reclamos mitológicos. Cada mujer, desde el dolor y el gozo, nos invita a destruirlas. En ciertas circunstancias, todo duele, hasta la palabra.

No justifico aún mi loca persecución de no sé qué fantasmas por las calles. El azar es el pretexto, busco, quizá, tocar el pliegue que une el tiempo y la memoria, el cielo y la carne. Mientras, me dejo llevar por el simétrico laberinto de la ciudad que, sólo en gélidas mañanas, contempla sus volcanes.

La contemplación requiere, en grado alto, abandonarse. Enterrar la respiración del pensamiento.
Debo cerrar los ojos más seguido para ver esas zonas que sólo el tacto conoce. No vaya a ser que por abrir las manos cierre la imaginación.

Para los poetas, el azar es la tinta de la pluma.

Un abrazo y toda la suerte para Arturo, poeta y futuro explorador de las tierras yucatecas.


:8febrero04:

viernes, 6 de febrero de 2004

"...el dolor suele poner armas en las manos de los más débiles."
Ovidio

Yo, débil inexperto, me hiero con las armas que me diste. No resulta la fórmula, camina y olvida. Las calles tienen una dosis perfecta de tu recuerdo, tanta presencia vuela por el aire que una lámpara cierra los ojos cuando paso.
¿Qué siniestra ruta nos mantiene en dirección a la tristeza?

Nada personal, sólo el filo de una mujer en mis orillas...

jueves, 5 de febrero de 2004

A petición de varios amigos, inauguro esta nueva etapa del blog, su función principal, de bitácora, que modifiqué en cuanto tuve la oportunidad, se instaura por su propio peso. Querìa modificar el nombre actual por "Cronotanato", examen criminológico que aplican a los cadáveres para tener una idea aproximada desde el momento de la defunción. Por ahora los wezos en el aire tienen la palabra.
En este instante mis frases tienen cadavérico hedor, suenan gastadas, sin aceite, sin aire, sin luz... quizá sea luz lo que le falte a este personaje oseo de limitadas dimensiones.
Caer y levantarse, dificil acción para quien la caída representa el tránsito permanente entre ser y escribir. Parece que el tedio y la nostalgia invade los cerebros solitarios de los creadores jóvenes en Puebla. Quizá alguna alineación astronómica culpable de todos los misterios, quizá sólo el efímero y necesario paso que deja atrás las consecuencias del futuro.
En fin... algunos queremos regresar, otros olvidar. La poesía seguirá vagando y "cayendo" en esta ventana virtual de mi memoria.

Trataré de ser fiel y escribir con la más rigurosa disciplina, si no lo hago así, que mi escaso público me lo reclame. Sirva este cambio para mantener el contacto entre la comunidad literaria y los amigos lejanos (hablando únicamente en términos de distancia).

wezodesdelairrepetibleciudaddepueblaenfebrerodedosmilcuatro.


Disculpen las molestias que le ocasionen los cambios de esta página.