viernes, 13 de febrero de 2004

Jardines aéreos

Un pretexto..., quizá.
La afirmación imperante del viento: el mundo gira, gira, así que, gira tú con él.
EL único sitio donde giro es el extraño territorio de mis pasos.

Caminar, pero caminar a dónde.
¿Cómo restituyo en la mirada la cárcel de la felicidad?

Si tendiéramos un dulce puente entre el desamparo y la dicha, elegiría el camino menos bondadoso.

Prosiguiendo con el laconismo inerme de ciertos poetas,
un poema propio, es decir, de mi conciencia y sus derrotas.




xv

EN TU CUERPO ESTOY
como luz en polvo
como el volcán en el ojo
astilla toda forma de silencio

retiro de mi piel
el día y sus escombros
las miradas que acumula
una sombra recientísima

déjame recuperar el asombro en ti
la certeza de que no conviene morir cuando se ama

y parece que me pesa estar diciendo
palabras que no me pertenecen

estar buscando cuerpos que nunca conocí
con la misma avidez
del que cruza un río
con los puños cerrados

no habito en mi memoria
las consecuencias de tu tacto
sólo dieron espinas blancas
y estériles gardenias.

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