miércoles, 25 de mayo de 2005


Esa hora
la hora en que las mujeres

se quitan el vestido dulcemente
pensando en la muerte

el instante en que un abogado
—senil, amargado y pobre—
despedaza frente a sus colegas el Diario Oficial de la Federación

la madre que avienta a su hijo un plato de sopa caliente

el hijo que voluntariamente pierde

a su hermano menor en un parque concurrido

ésa hora donde los delfines copulan con el diablo
y las mariposas se entregan a las profundidades de la noche

el instante en que el cuerpo

de los tuberculosos toma conciencia del dolor
conciencia de la sangre en la sonrisa
a esa hora escribo todos los días
en ese momento tengo nombre y dirección.



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