martes, 18 de noviembre de 2003

EN EL CAMINO hallamos
las corrientes cíclicas
del amor improvisado

hubo que nublar la mirada con en el humo de la ansiedad

en oración nocturna te llamaba
con lo dedos en la punta del ardor

¿hay acaso
pared más luminosa
que la del cuerpo?

bebo en tus pulmones el vino
tinto del amor ilusionado

tu cuerpo se dispersaba
en manantiales
de estupor y agonía
ondas que se anudan callan
y desaparecen

mi gusto no tenía color
pero fue el puente salino de tu espalda
lo que me condujo a la lujuria.


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