jueves, 31 de marzo de 2005

Hablé contigo y una hilera de filos diminutos recorrió las orillas de mi corazón.
Nunca lo leerás, algún día te diré que la luz cambió de color, que el aire entorpeció su circulación cuando tu voz sonó en mis oídos.

Sé que mi ausencia fue muy prolongada pero sirvió demasiado para aclarar varias cuestiones y revelar otras. Parece que la distancia es un cristal revelador de detalles y destellos.

Mi presencia será un vuelo de azares mientras tú regresas.

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