viernes, 14 de enero de 2005

Cuenta cuenta cuenta: ayer.

Contigo recordé cuando sólo callaba.
Las palabras se retorcían en los límites de la conciencia.
Copulaban, herían, gritaban.

Fue una tarde -casi todo me ocurre en la tarde- cuanto te vi, o me viste.
Misteriosa, risueña, sutil.
Desde ese momento no aparté mis vista de tus ojos y sus pequeños resplandores.

Fueron el azar y la urgencia, dicen los que no conocen los silencios secretos de las mujeres.

En cada encuentro te dirigía mis divagaciones, mis agravios informáticos, mis dudas virtuales.

Una mirada... todos provenimos de una mirada.

Te tuve, nos tuvimos. Celebramos la locura de la legalidad y los números.

Ayer te vi y las cuentas clausuradas de mi corazón
sufragaron sus deudas en seguida.

No te toqué, sólo pude darte otra mirada, mis papeles chamuscados...


No hay comentarios.: