lunes, 26 de abril de 2004

¿Poesía corriente?

Poesía es magia corriente de Miguel Ángel Pérez Maldonado. S traza Ediciones.

Comenzaré con los elogios, breves, pero sinceros. Desde Juan Pérez, no existido en la historia de México nadie con el mismo apellido tan audaz y talentoso como Miguel.
Para encontrar el detalle, preguntémonos: ¿Hay poesía de calidad, poesía corriente? Si así fuera, Miguel se ha condenado al consumo masivo, pero popular, de su poesía. El medio estrázico garantiza la difusión de Magia corriente.
¿Se puede confiar en un poeta que piensa en la licuadora, en los popotes, en los clips? no, pero la verdad es que no puede confiarse en ningún poeta, sean las estrellas o los clips el objeto de su poesía.
El soliloquio colectivo que interpreta Miguel es conocidísimo, tan cercano como una tienda de nombre popular. Así Doña Rosita se nos aparece como la encarnación misma de las cosas, transubjetivizada en el sentido filosófico del poeta Machado. Acosada, diría Miguel.

Hasta hoy, cuando al levantarme vi que tenía el cuerpo lleno de pliegues, concebí la veracidad de la poesía maldonadesca. El popote flexible con que bebí el licuado reafirmó mi asombro ante el azar. ¿Por qué hoy precisamente, que acontecería tal hecho, (me refiero a la presentación), los pliegues, el popote y el trrrrkkk del freno de mano de mi vocho se hacen presentes de forma tan profunda? respuesta sencilla, porque siempre han estado, no es casualidad…
¿Quién no ha sentido esa fragilidad del ser cuando estamos en el baño y abren la puerta nos ven cagando, quién?

La preocupación de tener a la mano siempre todo lo necesario es síndrome de… Paraguas, uñas, condones, sonidos y frases de inconvencible importancia.
En este párrafo es evidente la tristeza y la decepción por las imperfecciones humanas.

No me tocó instructivo alguno
Nadie advierte que quizá todo lo que sentimos
tiene colorante artificial.


Hacer caso a las instrucciones, cortazarianas o no, nos garantiza un futuro de dudosas consecuencias.
Materiales plásticos, cuerpos caducables, cuerpos con olor a abeja. ¿Será un zumbido lo que Vera trae bajo la piel?

Dice Machado que “Las cosas se materializan, se dispersan, se emancipan del lazo cordial que antes las domeñaba, y ahora, parecen invadir y acorralar la poeta, perderle el respeto, reírsele en las barbas”. En efecto, las cosas se ríen, pero el poeta se ríe también con ellas. No hay conflicto ni violenta transubjetivización. Todo es juego, poesía. Mecánica sensible la del mundo. Pliegues y rincones donde la luz tiene ciertos sonidos.

La influencia en Miguel Maldonado puede rastrearse en la sensibilidad de ciertos latinoamericanos. Cortázar y Sabines. Ambos poetas, uno narrador. Miguel Maldonado se asemeja a Cortázar en el asombro que manifiesta ante las cosas, ante la importancia de una cucharita de café.
Esa identidad humana, hace ya tiempo en crisis, no existe en los objetos. Mutan, cambian, pero no la pierden. Recuérdese “La autopista del Sur” las personas toman la identidad, la marca, el nombre de su auto sin el menor escándalo. Puede parecer una revuelta de masas, un disturbio silencioso de cosas independientes.
Según nuestra sensibilidad, “Nos dejamos estar en esas manos /que las cosas extienden en el aire /y nos vamos, nos llevan /hora tras hora a este momento”.
Miguel se ríe “mientras las cosas se ponen a escuchar lo que no hablamos”.
De Octavio Paz, el conflicto con la palabra, con la cosa que lo encarna. La palabra es en sí una cosa que utilizamos.
Los europeos han concretizado más definidamente este sentimiento. La plástica refiere de una forma más luminosa la pretensión del asombro y el conflicto con la razón.
Duchamp, efímero surrealista, lleva las cosas hasta sus últimas capacidades. Un mingitorio en el desierto, la novia perseguida por sus solteros. Man Ray y su plancha de clavos. Boudrillard buscando la función de las cosas sobre su utilidad… y la patafísica. Paraguas multifuncionales.
Quizá el más parecido, Oldenburg tirando helados en los parques, buscando la pinza que se le perdió entre los edificios. En fin, todas y ninguna, influencias nulas, quizá fue solo la vida urbana que produjo este niño con bigote corto y nombre extenso.

Según el poema “Servilleta en mano”, nuestro futuro puede adivinarse cuando nos ven cruzar una calle. Precavidos, prudentes, aventados. Las especies actúan bajo su propio riesgo. Magia corriente nos impone el riesgo de perforar la cotidianeidad o desdeñarla. Reír con los dientes chuecos, eso debe ser la felicidad.

La satisfacción del lenguaje que necesariamente se ha hecho cotidiano puede revelarnos una dimensión escondida. “El volumen de los ruidos” sintetiza las tendencias posmodernas de la onomatopeya. Máquina, artefacto, objeto, cosa. Ruidos, lenguaje de consumación, los sonidos de la vida moderna: aullidos de la tecnología.

Todo puede resolverse con un Click sabiéndolo encontrar.

Miguel advierte y estimula Las cualidades eróticas de los objetos. Una cajetilla de cigarros es capaz de provocar un orgasmo plegable. La diversificación de las funciones corresponde a la comodidad. Una comodidad que el poeta aprovecha para incomodarnos. Para dar la cuchara exacta al café de la vida.
Maldonado convierte la poesía lúdica en lúdrica, chorrea por todos lados líquidos modernos. Vera húmeda no es otra cosa que placer virtual, un objeto de funciones múltiples, como la mayoría de las mujeres. .

La importancia del valor de la palabras en la poesía moderna, que alcanza con la Mallarme la máxima preocupación, es ahora un requisito imprescindible. La transformación del lenguaje está directamente vinculada con la evolución de la tecnología. Cada nuevo artefacto, cada producto necesita un nombre, una identidad. Esta rapidez con que se produce tal incidencia nos impide darnos cuenta de la importancia y trascendencia que el lenguaje tiene en nuestras vidas. Es tan efímero como necesario. ¿Quién llama ordenador portátil a su lap top?

La fundación de S traza Ediciones asegura poesía por todas partes, en los tamales, en las memelas, en las loncheras de los niños, en las tortillas.

Poesía caliente!!, llévela!, llévela…! una 20, tres por 50!.

¿Será necesario que la plaquette diga: No lo tire, déselo a otra persona si le resulta inútil? La idea de trazar, como los sastres, sobre estraza, es también de poetas. Se traza el poema, su forma y dimensiones. Borrador a fin de cuentas, modelo para armar.
La serie: “Poesía volante”, además de circular en el aire, será un medio de expresión para poetas pobres e inéditos.

El material permite el reciclaje, vuelva a hacer el poema que no le guste, córtele la rima, utilice las figuras, aproveche las palabras.
En “Acosado” la materia, prima del ser, se desprende de sus cualidades para perderlas y recobrarlas. “Sabes, en cierta forma yo soy como un taponcito de jugo”, si no sonamos, no valemos, caducamos. Los objetos, literalmente, nos acosan.

Ya lo dijo, la poesía esta allí, sobre las cosas. Es cosa nuestra si la seguimos o la ignoramos.
No es halago, pero leyendo a Miguel se me olvida que debo recoger la caca de mis perros.


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