viernes, 23 de abril de 2004


Los sentidos

El problema del ciego formulado por William Molyneux (Dublín, 1656-1698) y narrado por Salvador Elizondo me ha provocado varias preguntas.
Este es el asunto.
Un ciego de nacimiento sabe ya identificar por el tacto la superficie de un cubo y una pirámide. Si recobrara la vista, ¿podría identificar con la mirada cada figura? La respuesta es lógica. Sólo la experiencia empírica permite el control y ejercicio de cada uno de los sentidos.
De ahí que el humano tenga el desarrollo más lento del reino animal.
Ninguna especie se tarda tanto tiempo en alcanzar sus cualidades permanentes de supervivencia.
La primera etapa de la vida humana sirve para que el cerebro afine las relaciones con los sentidos. Sólo la experiencia brinda el control necesario para cada sentido. La posibilidad de locura de quienes recuperan la vista es muy elevada. Tan irresistible y mortal puede ser la luz cuando la oscuridad reina en la mirada.

Aaquí una de mis preguntas:
¿Es posible concebir un sentido extra a los cinco que tenemos?
Nada de extensiones, un sentido original y novedoso.
Quizá nuestra propia naturaleza nos impide concebir un sentido nuevo.

¿Qué misteriosas leyes rigen el universo que la imaginación no puede generar otros medios para la percepción del mismo?

De cualquier manera, creo que la mujer es el elemento natural más complejo que existe y no nos bastarían 94 sentidos para comprenderla.

Mi existencia ha sido un intento nulo de ello.