En los calabozos de las redacciones
No hay espacio para la tristeza
no conocen la nostalgia
el frío de la noche
los gobiernos de la soledad
este peregrinar en la intemperie
salir para no llegar
buscando una región
de transparencia y espanto
quién nos inscribió en este funeral de la tristeza
quién
desde su espacio terrible
designó el mar y la luna como
sustento de los aterrados
cuántas veces
por encontrar la palabra equivocada
perdí las intenciones de la lluvia
cuántas falenas dejé partir
mientras estuve en el sótano de la disgresión.
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